Por Cirze Tinajero – SS Media
Ottawa es una ciudad que muy fácilmente se puede convertir en una de las favoritas de los viajeros, ya sea por su hermosa arquitectura, infinidad de hospedajes, paisajes, actividades al aire libre, gastronomía o por la calidez de su gente.
En esta ocasión Juan Pablo Suárez, Gerente de Comercio Turístico en la Oficina de Turismo de Ottawa (Ottawa Tourism), nos comparte algunos motivos para conocer y quedar fascinados con la capital de Canadá.
Una ciudad llena de museos
La región de Ottawa tiene siete de los nueves museos nacionales de Canadá, por lo que se convierte en un destino ideal para admirar obras de arte, aprender sobre la historia militar, la comunidad indígena, ciencia, aviación y más.
Entre los favoritos de los viajeros se encuentra el Museo Canadiense de la Historia, el cual es el más grande y visitado de este país. Por medio de su colección permanente se explica toda la evolución e importancia de la nación norteamericana.
También vale la pena visitar el Museo de la Guerra Fría. Se trata de un búnker subterráneo que el gobierno canadiense construyó en secreto, junto con otros 50 en todo el país en el apogeo de la Guerra Fría en 1959, donde 500 líderes políticos y militares podían buscar refugio en caso de un ataque nuclear.
La Galería Nacional de Canadá tiene una colección completa y variada de 40 mil obras de arte, que incluyen piezas internacionales, canadienses e indígenas. Algunas de las obras más famosas de Andy Warhol se encuentran aquí.
Actividades al Aire Libre
Ottawa ofrece increíbles espacios verdes para ejercitarse o realizar diversas actividades. Cuenta con más de 600 kilómetros (373 millas) de caminos panorámicos para andar en bicicleta, así como otros para hacer senderismo. Además, la ciudad tiene la torre más alta de Norteamérica para hacer puentismo, con una altura de 61 metros (200 pies).
Mientras que en invierno, el Canal Rideau se transforma en la pista de patinaje sobre hielo más grande del mundo, y en las montañas cercanas o en en el Parque Gatineau se puede esquiar a campo traviesa y andar con raquetas de nieve.

Colina del Parlamento
No sólo es la sede del Gobierno de Canadá, también es un centro cultural y comunitario con infinidad de actividades. Por ejemplo, durante el verano, cientos de personas inundan la colina con sus tapetes para practicar yoga frente al icónico edificio. También se puede hacer un recorrido por algunas zonas del histórico edificio, o bien, ver el cambio de guardia.
Hay que señalar que algunas de las mejores atracciones culturales del país se encuentran a solo 20 minutos a pie o menos desde el centro de la ciudad.
Variedad de hospedaje
La capital tiene infinidad de hoteles y hostales para todo tipo de viajeros y presupuestos. Para quienes adoran los mimos: Fairmont Château Laurier cuenta con 426 habitaciones, que incluyen 33 suites de lujo, perfectas para los negocios o el placer. O bien, aquellos viajeros que desean una experiencia diferente pueden dormir ¡en la cárcel!
Saintlo Ottawa Jail Hostel es un hostal que se aloja en una antigua prisión y aún conserva gran parte de su pasado intacto. Cuenta tanto con habitaciones compartidas como con otras totalmente privadas.
Deliciosa Gastronomía
La escena culinaria de Ottawa es diversa y galardonada, cuenta con una amplia oferta de restaurantes para disfrutar. Desde opciones asequibles hasta de alta gama, como los restaurantes: Riviera y Aina.
Algunos de los platillos más tradiciones son las Beavertail (colas de castor) y poutine, así como la sopa de guisantes y jamón, la tarta de arándanos de verano, la cazuela de salmón de invierno y la ensalada de remolacha de otoño.