La capa de ozono es una delgada franja de gas ubicada en la estratósfera que protege la vida en la Tierra al filtrar los rayos ultravioleta (UV) del sol. Sin ella, aumentaría el riesgo de cáncer de piel, cataratas, daños a cultivos y desequilibrios en los ecosistemas marinos y terrestres. Su importancia es tal que cada 16 de septiembre se conmemora el Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono.
Durante las décadas pasadas, el uso de sustancias químicas como los clorofluorocarbonos (CFC) y halones, presentes en aerosoles, refrigeradores y extintores, provocó su deterioro. Esto llevó a la firma del Protocolo de Montreal en 1987, un acuerdo internacional que logró reducir considerablemente estas emisiones. Gracias a este esfuerzo global, la capa de ozono está en proceso de recuperación y se estima que volverá a los niveles de 1980 entre 2040 y 2066.
Sin embargo, aún hay mucho por hacer, y tú puedes ayudar. Aquí algunas acciones concretas para proteger la capa de ozono:
Reemplaza el vehículo particular por formas de movilidad sostenible como caminar, usar la bicicleta o el transporte público. Esto reduce la emisión de óxidos nitrosos, uno de los gases más dañinos para la capa de ozono.
Evita el uso de extintores que contengan halones, sustancias altamente destructivas para el ozono.
Mantén en buenas condiciones las neveras y aires acondicionados, evitando fugas de gases refrigerantes dañinos.
Consume productos locales. Esto disminuye el transporte de mercancías y, por tanto, las emisiones de gases contaminantes como el óxido nitroso.
Cuidar la capa de ozono no solo protege nuestra salud, también ayuda a mitigar el cambio climático. La ciencia, la política y la acción ciudadana han demostrado que juntos podemos revertir el daño ambiental. La recuperación del ozono es una historia de éxito que debe continuar, y cada decisión cotidiana cuenta.


