¿Tiene solución el exceso de turismo?

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La superabundancia de turismo ha generado una serie de consecuencias negativas en destinos populares, como la sobrecarga de infraestructura, el aumento de los precios de vivienda y la degradación del medio ambiente. Además, la experiencia del visitante se ve afectada por la masificación, lo que provoca una menor calidad de la visita.

Si bien 2024 fue el año en que las preocupaciones sobre el exceso de turismo alcanzaron una crítica global, provocando protestas en ciudades como Ámsterdam y las Islas Canarias, y llevando a la implementación de nuevas regulaciones en destinos como Islandia e Indonesia, también fue un año en el que quedó claro lo complejo que resulta reducir el volumen de turistas. Las medidas propuestas siguen siendo limitadas y, a menudo, insuficientes. La competencia entre intereses económicos obstaculiza los esfuerzos por frenar el impacto del turismo masivo.

El gran dilema

La realidad es que, en muchos destinos populares, revertir los efectos del exceso de turismo es un desafío. Según Rachel Dodds, profesora de Administración Turística en la Universidad Metropolitana de Toronto, «la triste verdad es que una vez que se alcanza el exceso de turismo, es muy difícil dar marcha atrás». Ya en 2010, expertos en turismo señalaban que algunos destinos estaban alcanzando o superando su capacidad de carga. Ciudades como Ámsterdam y Barcelona comenzaron a tomar medidas limitadas para aliviar el impacto del turismo sobre la infraestructura, la vivienda, el medio ambiente y la calidad de vida. Sin embargo, no fue sino hasta después de la pandemia, cuando los llamados «viajes de venganza» trajeron aún más turistas, que los esfuerzos por implementar controles se hicieron más visibles.

Francia, la República Checa y Grecia implementaron nuevas legislaciones que regulan las rentas a corto plazo. En las islas griegas de Santorini y Mykonos, los turistas que lleguen en cruceros tendrán que pagar un impuesto adicional de hasta 20 euros por día. Además, lugares como los puertos de Ibiza, España, y Juneau, Alaska, han limitado la cantidad de cruceros que pueden atracar simultáneamente, mientras que Brujas, Bélgica, suspendió la construcción de nuevos hoteles.

¿Hay solución?

A pesar de los esfuerzos, la evidencia sugiere que las estrategias para frenar el exceso de turismo suelen tardar en tener efecto. En Barcelona, por ejemplo, se implementó un impuesto turístico en 2012, se comenzaron a restringir las rentas a corto plazo en 2015 y se limitó la construcción de nuevos hoteles en 2017. Sin embargo, los turistas siguieron llegando en cifras récord hasta principios de 2024. Solo hacia finales de año se observó una modesta disminución de la llegada de turistas del 0.7% en comparación con 2023.

Sin embargo, frenar las cifras no siempre es el objetivo principal. En algunos casos, como en Nueva Zelanda y Hawái, los impuestos turísticos están diseñados para mitigar el impacto del turismo masivo y regenerar los recursos. En Venecia, por ejemplo, se impuso un impuesto de 5 euros el año pasado, pero este no logró disuadir a los turistas. En 2024, el impuesto se duplicó a 10 euros por persona.

Uno de los mayores obstáculos para solucionar el exceso de turismo es la falta de consenso sobre si realmente es un problema. El turismo es una fuente clave de ingresos y empleo a nivel mundial, y se espera que genere una cifra récord de 1.6 billones de dólares en 2024. Por lo tanto, muchos intentos de limitar el turismo enfrentan la oposición de sectores económicos que dependen de la industria.

Según Dodds, una solución duradera al exceso de turismo requeriría repensar las métricas del éxito. “El Departamento de Turismo de la ONU sigue midiendo el éxito por el número de arribos, lo que perpetúa los problemas del exceso de turismo”, afirma. Es necesario encontrar nuevas formas de evaluar el turismo y su impacto.

Algunas ciudades están comenzando a adoptar nuevas métricas. Brujas y Noruega retiraron campañas turísticas el año pasado, y algunas compañías de cruceros han eliminado destinos como Santorini y Mykonos de sus itinerarios. Sin embargo, con un crecimiento anticipado del 12.4% en los arribos internacionales en 2025, en comparación con los niveles de 2019, es probable que el exceso de turismo persista.

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