Por Roni Rubinstein
Con mi pasión por la arquitectura contemporánea y la aviación comercial, programé una reciente escala en el aeropuerto JFK de Nueva York con tiempo adicional para contemplar esta majestuosa obra arquitectónica de los años 60 convertida ahora en un hotel temático dedicado a la historia de la extinta TWA que nos recuerda el glamour de los años dorados de la aviación comercial.
A principios de los años 60, el multimillonario Howard Hughes, propietario entonces de la TWA encomendó el diseño de su nueva base central y terminal en Nueva York al prestigiado arquitecto Eero Saarinen, quien aprovechó el alto presupuesto que le concedió el excéntrico Howard para crear una maravillosa estructura, que al mismo tiempo resultó ser muy funcional e innovadora para aquellos tiempos.
Fotos: Roni Rubinstein
La terminal dejó de funcionar cuando cerró operaciones TWA, pero la estructura, considerada como uno de los mejores ejemplos de la arquitectura de mediados del siglo 20, fue conservada como patrimonio histórico.
Recientemente ha vuelto a la vida esta terminal como un hotel temático dedicado a la historia de TWA y a aquellos tiempos que subir a un avión era todo un acontecimiento.
Conforme te acercas a la terminal, ya sea desde el estacionamiento o desde los pasillos del aeropuerto sientes una emoción muy especial escuchando continuamente música de los 60.
Al ingresar te encuentras en el mágico lobby del hotel, que sin duda te hace sentir que llegaste a tu sala de abordar, el lobby es todo un museo que te rodea con recuerdos de artefactos originales de aquellos tiempos.
El hotel cuenta con dos secciones, una a nombre de Howard Hughes y la otra a nombre de Eero Saarinen, con habitaciones con vistas a las pistas de aterrizaje o vistas a la terminal exterior donde se encuentra el antiguo Lockhead Starliner, el último avión de la serie Constellation que ahora funciona como un bar. El hotel también cuenta en su piso más alto con un rooftop bar y piscina con vistas al aire libre a las pistas.
Por mi parte elegí pasar al bar del avión y brindé por la creatividad que siempre encontramos en la dinámica industria de los viajes.
Recuerdos del pasado
Nuestro querido Roni Rubinstein nos comparte este certificado de 1956 y que perteneció a su padre. Se lo daban en aquellos tiempos a los pasajeros de TYWA que cruzaban el Océano Atlántico volando en el Constellation.